La noche es nostalgia
eterno recuerdo de otro tiempo
es peligrosa
como caminar en la orilla
con el miedo a caerse
para perderlo todo
y también esa extraña sensación
de que todo es posible
bajo su protectora oscuridad
La noche es en donde las almas
se escapan de los cuerpos
se reúnen en secretos paisajes
a vivir vidas pasadas
como amores prohibidos
La noche es muro de los lamentos
de las almas que no quieren estar solas
de los versos que no calzan
con ningún poema
solos y abatidos hacen sus plegarias
a la diosa Noche
por una reminiscencia de contacto humano
Aquellos que aman la noche
no saben nada de olvido.
Image by Reimund Bertrams from Pixabay
Caían las hojas secas
la lluvia intensa
la tarde apacible
el ocaso profundo
Caían
los pensamientos atiborrados
las palabras no dichas
los deseos no resueltos
las acciones omitidas
Mi mundo parecía acabarse
en tanto yo me elevaba
Image by Rainer Wawrzik from Pixabay
Solo escucho el eco de mi voz
entre las paredes envejecidas
el sonido del reloj es insoportable
martillando mis ilusiones con cada tic tac
La lluvia fresca afuera limpia el aire
mientras la lluvia aquí dentro
intenta agotar la pena
con distintos resultados
Tengo un horario para echarte de menos
y otro para tratar de olvidarte
es la dicotomía que impera
entre quererte tanto y dejarte ir
Aunque tengo mis estrategias
con las que enfrento algunas batallas
el amor parece ser insobornable
no se rebaja a vicios ni virtudes
Y tengo la esperanza cuando despierto
de que este será el día que te olvide
mas cuando me acuesto por la noche
desearía que estuvieras aquí conmigo
Me gustaría que esto acabase
de ipso facto con una certeza
que hacerlo poco a poco dolorosamente
con la esperanza puesta en una incertidumbre
Image by Arek Socha from Pixabay
A unos cuantos kilómetros de ti
alguien abre su corazón
desnudo y solo
frente a un ejército de excusas
que tienen orden de fusilamiento
A unos cuantos kilómetros de ti
la flor de la esperanza se marchita
un alma deambula en pena
los vestigios de lo que pudo ser
A unos cuantos kilómetros de ti
un corazón se rompe
una tristeza comienza su vida
un hombre se arma de valor
A unos cuantos kilómetros de ti
un poeta nace
ensaya su pena en una hoja
hasta embellecerla
dejarla casi perfecta
y la ofrenda al mundo
Image by donterase from Pixabay
La hoja en blanco
lugar para millones de destinos
mas el destino que quiero
escapa por mis dedos
entre el insomnio la pereza el hastío
Recorro lugares comunes
la vida el amor los amigos
las calles de mi barrio
y no te encuentro
Dónde estás, poesía de mi vida
por qué te escondes de mí
tus palabras calman la sed de un sentido
quiero ver a través de tus ojos
Y si la noche no te trae a mí
seguiré en silencio llamándote
con cada poro cada pensamiento
en metáforas y pasadizos secretos
en visiones y sueños
hasta que vengas
para por fin descansar y dormir
acunado en tus cálidos brazos
Image by Dema Biofani from Pixabay
Poco a poco las cosas se olvidaron de mí
camino la orilla de la carretera solo
sigo un sendero de noche de luna
que alumbra pero no ilumina
También las personas me olvidaron
incluso sus recuerdos conmigo
quién podría recordar una piedra en un bosque
igual a todas las otras piedras
Acaso debería sentirme triste
vulnerable o con miedo
no siento nada de eso
por mí fluye una paz interior
porque también estoy hecho de olvido
Vendrán nuevos rostros
con sus tristezas y alegrías
tendré un espacio para ellos
ellos tendrán un espacio para mí
y ya no me sentiré más un extranjero
Image by Peter H from Pixabay
Nadie bebía como ella. Y no era tanto por todo lo que era capaz de beber, sino por cómo lo hacía. Pocas personas tenían esa audacia y ese temple para dejar un vaso vacío. Lo terrible fue descubrir al día siguiente que también había vaciado mi corazón al completo, dejándolo sin esperanzas y desnudo en una habitación del cuarto, sin piedad alguna. Y que todo lo que podía hacer era volver al bar a la noche siguiente, ya no para verla, sino para recuperarme.
Image by David Mark from Pixabay
Y no sabes, amigo mío, como volvió la alegría a mi cuerpo el día que ella volvió. Se deshizo de los ceniceros llenos y las botellas vacías desparramadas por doquier, corrió las cortinas dejando entrar un sol esperanzador y un cielo tan azul que no me lo creerías. Pusimos pilas al reloj que había dejado de andar y por la mañana hicimos aseo -algo que había dejado de preocuparme hace algún tiempo. Comimos algo ligero y fuimos al Santa Lucía. Encontramos un banco bajo un árbol con una vista preciosa de la ciudad y conversamos. Ambos habíamos cometido errores y aprendimos esa tarde a perdonarnos. El orgullo nos juega a veces malas pasada. ¡Ay, amigo! Si supieras cuánto esperé ese momento y lo que me alegra poder contártelo ahora. Disculpa mi emoción tan desbocada, pero hoy, desde hace mucho tiempo, no sentía a mi corazón bailar en el cuerpo, ni a mi alma creer en lo imposible. Hacía mucho tiempo…
Image by 愚木混株 Cdd20 from Pixabay
Entonces sentí una pasión desbordada. Era como si cien ángeles me llevaran al cielo en una espiral de música y frenesí. No existía ni el pasado ni el futuro, tan solo el presente, el instante que era eterno. Un haz de una luz cálida e infinita lo cubría todo y no había lugar ni a la oscuridad ni a las sombras. Toda mi vida me vino al presente y entendí los errores, los aciertos, las dudas y, por supuesto, las decisiones tomadas. Todo cobró un sentido que no se limitaba a lo mundano, había algo más en aquél lugar misterioso que justificaba con creces cualquier acción terrenal. Estábamos despiertos constantemente en un ambiente de paz y tranquilidad, pero todo era como un sueño. Uno del cual nadie hubiese querido despertar.
Quizá el cielo existe pero no tiene nada que ver con dios.
Imagen: Neha Rustagi en Pixabay